Hunt: Showdown - The Prescient Night

Este DLC contiene un cazador legendario y tres armas legendarias: - la Clarividente (una cazadora) - Advertencia (una arma) - Blanco de Luna (una arma) - Punto Ciego (una arma) Ira Ozols siempre fue consciente de las injusticias que había vivido, aunque ya nunca hable de los motivos. Sea como fuere, se vio impulsada a encontrar un orden, a hallar una forma de equilibrar la balanza. Se metió en un agujero muy profundo que acabó conduciéndola hasta una oscura secta de la AAC cuyo objetivo era ocultar las verdades desagradables del mundo. Mientras iba de éxito en éxito, la secta le asignó la tarea de enderezar a una de sus ovejas descarriadas: Isaac Powell. Powell, conocido ahora como el Noctividente, impresionó a Ozols con su visión de un mundo del revés. Empezó a sentir celos de su don y encontró en él la forma de conseguir la justicia que tanto anhelaba y de equilibrar las acciones pasadas y futuras. Ozols se ganó la confianza del Noctividente y él acabó revelándole el ritual por el que había pasado. Ella lo recreó y, durante el proceso de adquisición de su nuevo poder, se quedó ciega. Ciega para ver el presente, pero con un poderoso y extraordinario don para prever lo que está por llegar. Por desgracia, cuando Ozols vio por sí misma el camino del Noctividente, incluso más vívido de lo que él mismo había logrado, se quedó conmocionada para siempre. Destrozó sus túnicas blancas y las tiñó de negro. Volvió a blanquear los símbolos de poder que antaño había embadurnado de sangre y lo hizo a la luz de la luna corrupta, aumentando así su afinidad con la Visión Oscura. Ató los retales alrededor de sus armas para nunca desviarse del camino marcado. Valiéndose de su percepción aumentada, su conocimiento de la Visión Oscura y su asombroso don para la clarividencia, Ozols se dedica a perseguir a la Noche del Cazador y a cualquiera que comparta sus objetivos. A su vez, el Noctividente se siente amenazado por ella, pues su poder es mayor y sabe que su profecía no se hará realidad si alguien más la presencia. Ahora están enzarzados en un oscuro duelo en el que cada uno va dos pasos por delante del otro.